viernes, 23 de noviembre de 2012

¿Cómo es el amor en los adultos mayores?


EL AMOR EN LA VEJEZ

Hoy  por hoy debemos reconocer que los adultos mayores están siendo reivindicados por una sociedad que cada día envejece y que está apreciando en “carne propia” los efectos que señala el estigma de la vejez. Estos cambios han influido en la imagen que las otras generaciones comienzan a tener del adulto mayor, como así mismo en la percepción que el propio adulto mayor está teniendo de sí mismo.
Esta nueva percepción está devolviendo al adulto mayor algunas capacidades, a las que había renunciado por una imposición de la sociedad en que vivimos ; una de estas es la capacidad de amar. 
Era común esperar -tanto del hombre como de la mujer mayor de 60 años- que se comportaran  según estereotipos preconcebidos vigentes en todas las épocas y que se representaban por conductas caracterizadas por la sensatez, mesura, realismo y serenidad. Por lo tanto, el adulto mayor no tenía permiso para enamorarse, según sus hijos, nietos y amigos y la sociedad. Enamorarse estaba fuera de lugar. Esta fuerte tradición cultural se ha modificado, por suerte.
Reconociendo que el deseo de amar y de ser correspondido es inherente al ser humano en cualquier momento de la vida, la etapa de la vejez no queda al margen de esta condición humana. Sin embargo, es evidente que  el amor en la vejez es más tranquilo, reflexivo, lejos de la pasión de la juventud, y que con mucha frecuencia se convierte en compañía.

Cualquier persona puede vivir su última etapa de vida gracias al valor que aporta el amor, cultivar el amor en la tercera edad es un verdadero regalo, puesto que no existe mayor medicina para vivir feliz que la ilusión que aporta un corazón correspondido.

Es una verdadera alegría, que la persona como adulta mayor no se limite ante la posibilidad de amar y recibir amor. Dado que el amor es eso, un proceso emocional para recibir compañía y no sentirse en soledad, donde se comparten muchas cosas siendo una forma de vivir mucho mejor.


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